Esto no surge dentro del país, sino desde el exterior. Conocemos muy bien este sentimiento, porque tuvimos grandes protestas hace años, después de las elecciones, declaró el canciller magiar, quien se encuentra de visita en esta capital.

En declaraciones a medios de prensa nacionales, Szijjártó señaló que el papel de Serbia, como el mayor país de los Balcanes Occidentales, es grande, y la seguridad y la estabilidad de toda la región dependen de esto.

Si Serbia está estable, es bueno para los húngaros que viven aquí y para Hungría, por la buena cooperación entre ambos países (…). Esperamos que fracase el intento de desestabilizar a Serbia, añadió.

Días atrás el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, calificó las manifestaciones como un intento directo de las agencias de inteligencia extranjeras de destruir el país.

El detonante de las protestas fue un accidente ocurrido el pasado 1 de noviembre en una estación de tren de Novi Sad, la segunda ciudad de esta nación balcánica, donde, tras caer un techo murieron 15 personas y otras 30 resultaron heridas.

Ese hecho generó además acusaciones de corrupción contra el Ejecutivo de Milos Vucevic que provocaron la dimisión del jefe de gobierno.

Todas las demandas de los manifestantes se han cumplido, señaló Vucic en un evento transmitido en vivo por TV Informer, en el que rechazó formar un Gobierno de transición y ratificó que las protestas están organizadas por enemigos del país que buscan su desestabilización.

En tanto los reclamantes consideran que las autoridades son responsables de la tragedia debido a la corrupción endémica y que la Justicia no reaccionó al accidente de forma adecuada.

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