Este viernes el gas ingresó en Transnistria, y la entrega fue posible gracias a la asistencia crediticia rusa y al trabajo minucioso, escrupuloso y coordinado del Ministerio de Energía de la Federación de Rusia, comunicó Krasnoselski a través de su canal de Telegram.

El líder del enclave, en su propio nombre y en el de todos los habitantes, expresó a Rusia gratitud por «apoyar al pueblo de Transnistria en una situación energética muy difícil».

A finales de diciembre pasado, la compañía rusa Gazprom advirtió que desde el 1 de enero dejaría de suministrar gas a Moldavia debido a que la empresa energética Moldovagaz ha acumulado una deuda de 709 millones de dólares, que Chisináu se niega a amortizar.

Las entregas de gas ruso cesaron ese día por la negativa de Kiev a prorrogar el acuerdo sobre el tránsito de gas ruso a Europa por territorio ucraniano. La Central Hidroeléctrica Moldava, situada en el territorio de Transnistria, comenzó a generar energía usando carbón.

Desde el 3 de enero el enclave, situado en la margen oriental del río Dniéster, que divide a Moldavia, comenzó a programar apagones en diferentes zonas.

La Comisión de Situaciones de Emergencia moldava aprobó el 1 de febrero asignar 20 millones de euros de la subvención de la Unión Europea para la compra de gas para Transnistria. Las entregas se realizaron hasta el 10 de febrero.

El proveedor estatal moldavo Energocom también comenzó a comprar el gas natural en las bolsas europeas para abastecer a los consumidores de Transnistria.

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