La institución lidera un programa de conservación de esa especie, de nombre científico Jabiru mycteria, basado en el monitoreo sistemático y la educación ambiental para proteger a la especie y a su hábitat.

“Es un trabajo a largo plazo –detalla el investigador Johnny Villarreal- que permite comprender mejor la dinámica de la población de esa ave en Costa Rica”, añade el diario.

El proyecto, nombrado “Ecología y conservación del jabirú”, genera datos sobre la población de la especie en su medio e incluye actividades como la Expedición Jabirú, que revisa cada año en febrero los nidos registrados en el país, explica el investigador y profesor de la UNED.

Los descubrimientos más relevantes sobre el ave aportados por el proyecto comprenden la descripción de que más del 75 por ciento de sus nidos están en fincas privadas.

Esa presencia fuera de las áreas protegidas resalta la importancia de la colaboración con comunidades y propietarios de tierras para la conservación de la especie, opinó Villarreal.

Según el experto, entre las amenazas que afronte el jabirú sobresale la acción humana y sus efectos contra su hábitat, la destrucción de humedales, la tala de árboles en sitios de anidación, incendios, turismo irresponsable y depredación de huevos.

La UNED –apunta Villarreal- desarrolla procesos de educación ambiental en escuelas y comunidades cercanas a los humedales para generar conciencia sobre la importancia del jabirú.

“El conocimiento –sentenció el especialista- es el primer paso para la conservación”.

La universidad hace un llamado a la ciudadanía, autoridades y empresas privadas a sumarse a los esfuerzos de conservación de la especie en extinción.

De acuerdo con Villareal, proteger al Jibarú significa también “preservar ecosistemas clave para muchas otras especies y para el equilibrio ambiental”.

npg/apb