El director de ese medio digital, Juan Carlos Blanco, firma una nota en la que afirma que el caso puso al desnudo “un secreto a voces de un negocio que bordeaba más con lo delictivo y fraudulento” entre el mundo ganadero, político y social.

Muchos de los accionistas de Conexión Ganadera integran una clase social acomodada que permanece lejana a que se les imparta la misma justicia que a la mayoría de los uruguayos, dice el artículo.

Blanco suscribe que “uno de los fraudes más importantes de la historia uruguaya se mueve de una manera judicial no sólo muy lenta si no con perfiles de gran complacencia”.

Refiere que el empresario Pablo Carrasco, figura clave de Conexión Ganadera, negocia un acuerdo abreviado con la fiscalía y la prisión domiciliaria para ponerle acuerdo al escándalo que sacude los cimientos de confianza de la industria ganadera uruguaya.

Tal probabilidad plantea serias interrogantes sobre la ética y la transparencia de la justicia, alerta el texto.

Recuerda que Conexión Ganadera fue promovida como una plataforma financiera destinada a mejorar las prácticas en la ganadería y fomentar la sostenibilidad de inversión.

Sin embargo, el fraude puso en entredicho la integridad de la organización, abrió espacio a demandas judiciales de accionistas que ven esfumarse sus recursos.

La situación afecta la integridad de la cadena de suministros de la industria, con frigoríficos sin materia prima, altas cargas de endeudamiento y puestos de trabajo en peligro.

La ganadería, como sector vital para la economía y la seguridad alimentaria en Uruguay necesita un liderazgo que inspire confianza y promueva prácticas responsables, concluye el artículo.

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