La caída de lluvia y nieve la víspera fueron vistas como una esperanza de alivio para las labores de extinción del siniestro que no cesan desde hace una semana, sin embargo, solo obstaculizaron las tareas y contribuyeron a la propagación del fuego, debido al acompañamiento de vientos fuertes.
Más de dos mil bomberos de todo el archipiélago nipón apoyan a las fuerzas castrenses, en tierra y aire, en las labores de enfrentamiento al incendio.
Pese a numerosos esfuerzos, el incendio se ha extendido a lo largo de días por los alrededores de la ciudad norteña de Ofunato (prefectura de Iwate), donde una persona falleció y las autoridades tuvieron que evacuar a más de cuatro mil 500 habitantes de aproximadamente mil 900 viviendas.
Representantes de los gobiernos locales pospusieron los exámenes generales de acceso a las escuelas secundarias de la prefectura de Iwate, programados dentro de la actual semana.
Según un conteo del pasado domingo, al menos 84 casas y otros edificios de Ofunato, habían sufrido daños, algunos incluso quedaron reducidos a cenizas; pero las autoridades insisten en que la verdadera magnitud del desastre todavía se desconoce por priorizar la protección de vidas humanas sobre los perjuicios materiales.
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