Hacemos paseos todo el año por el río Mondego en embarcaciones tradicionales (barcas serranas) como parte de un proyecto turístico de joven existencia, explicó Matías ante la curiosidad de Prensa Latina, atenta, además, a promociones lusas diferentes al habitual consumo de vino.
De acuerdo con el también guía y la confirmación del patrón Vitor Seco, los medios de transporte se trasladaron desde Penacova hasta Figueira da Foz, en el distrito de Coímbra, región Centro.
Los actuales recorridos duran aproximadamente 50 minutos y los clientes reciben información sobre las embarcaciones, descritas como sencillas, llenas de historia y almas de un río que es el sustento y el camino de los pobladores locales.
Otras fuentes precisan que las barcas serranas, de diseño funcional y austero, son estrechas y alargadas, hechas de madera y capaces de deslizarse con gracia sobre las aguas tranquilas.
En tiempos antiguos, fueron indispensables para cruzar el Mondego, testigo de alegría, penas, sueños y esfuerzos de mucha gente; llevar mercancías de un lado a otro; y pescar.
Ahora, recalcan múltiples voces, aparecen como símbolos de la conexión entre los seres humanos y la naturaleza, y evidencian la mezcla del pasado con el presente.
Cuentan que al abordar una serrana el tiempo parece detenerse, y el sonido del agua al golpear suavemente su madera, el canto de los pájaros en la ribera y el susurro del viento entre los árboles crean una melodía que tranquiliza el alma.
Entonces, el barquero, conocedor de cada recodo del río, maneja la embarcación con destreza, como si fuera una extensión de su propio cuerpo, y su voz, a veces, rompe el silencio para contar historias de antaño, de cuando el Mondego era la principal vía de comunicación entre las aldeas.
Matías y Seco afirmaron que unos dos mil visitantes foráneos, principalmente de España, Brasil, Francia, Países Bajos, Estados Unidos y Canadá, disfrutan como promedio cada año de Serranas de Mondego (nombre de dicha iniciativa surgida en 2020).
Quizás, tras concluir la experiencia, muchos vacacionistas comprendan que en un mundo cada vez más veloz, todavía existen opciones en las cuales el tiempo fluye al ritmo de un río, y la invitación del barquero cumplió las expectativas.
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