Las autoridades ruandesas tomaron la drástica decisión tras acusar a Bélgica de interferencia en sus asuntos internos manifestado en la suspensión de la ayuda financiera, congerlación de los avcuerdos comerciales y persistentes críticas a Kigali por su alegada intervención en el conflicto congoleño.
El acerbo comunicado de la cancillería ruandesa señala que “Bélgica ha denigrado a Ruanda antes y durante el actual conflicto en la República Democrática del Congo en el cual Bélgica tiene un profundo y violento papel histórico en especial por su actuación contra Ruanda”.
La afirmación alude de forma tangencial a la dominación colonial belga en el Congo, uno de cuyos hitos más tenebrosos fue el asesinato del primer ministro Patrice Lumumba y la posterior instauración de la dictadura de Joseph Mobutu, elevado a un altar con el nombre de Mobutu Sese Seko.
El gobierno de Mobutu duró 26 años durante los cuales fue un fiel aliado de las potencias occidentales como demuestra su apoyo, al grupo armado Frente Nacional para la Liberación de Angola, derrotado por el Movimiento Popular de Liberación de Angola pocos kilómetros de Luanda cuando trataba de sitiar a esa capital en noviembre de 1975.
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