El alto funcionario apeló también a la reflexión sobre el tema y recordó que los delincuentes «antes tenían código de conducta y ahora poco les importa matar civiles”, en alusión a que solo eran policías dos de los cinco heridos por el tiroteo en la nororiental provincia de Limón.
Zúñiga expresó su preocupación por la salud de las víctimas en la acción este domingo, durante la que los tiradores emplearon armas de asalto como AK-47 y AR-15, y apeló al respecto “a las distintas autoridades del país”, publicó Teletica.com.
El director del OIJ informó que son investigados cuatro individuos apresados luego del ataque, protagonizado desde un auto justamente por igual número de personas, en el sitio conocido como Playa Bonita, que fue repelido por agentes de ese cuerpo y de la Policía de Fronteras.
Según el funcionario, “estos sujetos, que integran una organización criminal de la zona, vieron que los agentes tenían chalecos, y estos les gritaron “¡Policía, OIJ!”, y aun así, los delincuentes les dispararon”.
Los uniformados heridos –explicó Zúñiga- incluyen a un agente del OIJ que recibió un disparo en su mejilla y ya fue dado de alta, y a un oficial de la Policía de Fronteras que fue intervenido quirúrgicamente, tras afectarle una bala órganos como un pulmón, el intestino y el hígado.
De acuerdo con el director del OIJ, los agentes de esa fuerza atendían en Playa Bonita una denuncia por robo de vehículo, e intervinieron al escuchar y ver a los individuos disparando, mientras pobladores y turistas corrían para salvar sus vidas.
Una patrulla de la Policía de Fronteras apoyó a los efectivos judiciales, hasta que los delincuentes, al verse superados en número, huyeron del lugar y dejaron tiradas tres armas largas.
El operativo de la Fuerza Pública y del OIJ que arrestó a los tiradores les decomisó también tres fusiles considerados las armas de guerra que se presume estos emplearon en el tiroteo.
Oficiales de la OIJ y otras fuerzas del orden, legisladores y funcionarios públicos expresan desde hace meses su preocupación ante el creciente empleo de fusiles de asalto como AK-47 y AR-15 por parte de criminales vinculados al narcotráfico.
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