Una declaración del Instituto de Asuntos Japoneses del Ministerio de Relaciones Exteriores señaló que Tokio tiene previsto emplazar esos medios bélicos en el sudoeste del archipiélago so pretexto de “poseer la capacidad de ataque preventivo contra las bases enemigas”.

La entidad apuntó que una variante del proyectil teledirigido tierra-mar tipo 12 de las llamadas Fuerzas Terrestres de Autodefensa tiene un alcance de casi mil kilómetros, con lo que podría golpear a la RPDC y territorio continental de China.

Comentó que Japón también se propone desplegar en 2026 proyectiles de planeo rápido, armamentos hipersónicos y un misil de nuevo tipo con tres mil kilómetros de alcance, mientras aprobó comprar a Estados Unidos cohetes aire-aire de alcance medio y aire-tierra de largo alcance.

Según la declaración, tales hechos dan continuidad a las modificaciones de la “estrategia de seguridad nacional” de Japón, iniciadas en 2022, y revelan sus ambiciones militaristas y el afán de tomar revancha de la derrota sufrida hace 80 años en la Segunda Guerra Mundial.

Hace unos días, un comentario de la agencia estatal de noticias ACNC recordó que la actual Carta Magna de Japón renuncia a la guerra y prohíbe el uso de la fuerza para resolver los conflictos internacionales.

Pero según el medio, Japón está obsesionado con ignorar las restricciones constitucionales en ese sentido y pretende expandir gradualmente el poderío de sus llamadas “fuerzas de defensa”.

jha/asg