El mandatario ingresó bajo custodia a la sala del presidio para altos funcionarios en la que se desarrolla el juicio, mientras un grupo de simpatizantes expresaba su apoyo al exgobernante frente al cuartel policial en cuyos predios está la cárcel.

Castillo asistió vistiendo una chaqueta con los colores de la selección peruana de fútbol, que en la misma jornada disputaría un partido clasificatorio para el Mundial frente a Bolivia.

Antes de su ingreso a la sala, que estaba en duda por su posición de rebeldía, difundió un mensaje en la red X en el cual expresa que mantiene esa posición pese a comparecer en la audiencia.

“Con firmeza y convicción, mantengo mi decisión de rechazar la farsa de juicio oral y su ilegal condena anunciada en mi contra y en contra del pueblo” y reafirmó su negativa a participar en el proceso a fin de no legitimarlo.

“El sacrificio de mi huelga de hambre seca ha contribuido positivamente al fortalecimiento de este objetivo, que ha sensibilizado al mundo entero”, sostuvo.

Confirmó que, por decisión táctica, y a pedido de sus hijos, sus padres y del pueblo peruano, decidió suspender temporalmente el ayuno de protesta.

Castillo es juzgado por rebelión y otros cargos y la Fiscalía pide que se le condene a 34 años de cárcel por haber decretado, en diciembre de 2022 la disolución del Parlamento adverso, sin que las Fuerzas Armadas ni la Policía acataran sus órdenes, por lo que esta lo encarceló y el Congreso lo destituyó sumariamente.

Por otro lado, el exabogado de Castillo, Benji Espinoza, desestimó las versiones periodísticas que consideran que las declaraciones de exmandos militares y de la Policía confirman la culpabilidad del expresidente. Según estos testimonios, Castillo habría ordenado la toma del Palacio Legislativo.

Espinoza explicó que Castillo habría cometido el delito de rebelión, por el cual es juzgado, solo si los oficiales hubieran cumplido la orden. El Código Penal peruano define la rebelión como un alzamiento en armas colectivo, lo cual no ocurrió en este caso.

jha/mrs