Un grupo de autoridades y dirigentes sociales de la provincia norteña de Pataz, que coincidentemente visitaban la sede congresal y enterados de la presencia de Santiváñez en un salón de protocolo, corearon reiteradamente “¡Fuera Santiváñez!”.
La reacción, según dijeron los visitantes, se debe a que Pataz se encuentra en estado de emergencia desde hace casi dos años, por frecuentes atentados y asesinatos atribuidos a la minería ilegal, sin que la Policía Nacional resuelva el problema, de lo cual responsabilizan al ministro.
Santiváñez no presenció el incidente, registrado en el vestíbulo del palacio, porque fue trasladado sin pasar por allí al hemiciclo, donde insistió en que su gestión de cerca de un año ha conseguido logros y se declaró víctima de sabotaje y de una campaña de desprestigio.
El ministro vivió ayer una situación similar en el popular distrito limeño de San Juan de Lurigancho, que visitó con motivo de la captura allí de una banda criminal, y cientos de pobladores lo abuchearon, irritados por su presencia.
La protesta se hizo más vehemente cuando Santiváñez, con sorna, se despidió con un saludo y un beso a distancia y algunos manifestantes lanzaron objetos al automóvil oficial en el que se alejó raudamente.
Pese a la impopularidad del ministro, reflejada en encuestas en las que más de 80 por ciento pide su relevo, la presidenta elogió su desempeño y le brindó nuevamente su apoyo, durante un acto oficial.
rc/mrs