Durante su defensa preliminar en el Tribunal de Distrito de Yakarta Central, en el cual es juzgado por corrupción, Kristiyanto argumentó que el escándalo se usa para desacreditarlo a él y al PDI-P.
Masiku, también político del PDI-P, está prófugo desde 2020 tras ser acusado de sobornar a un funcionario electoral.
Kristiyanto alega que el interés público en la desaparición de Masiku resurgió cuando el PDI-P criticó al gobierno y se opuso a los organizadores del Mundial Sub-20 por la participación de Israel.
Acusado de conspirar con Masiku para sobornar a un funcionario electoral, Kristiyanto sostiene que su imputación es una represalia política.
La Comisión de Erradicación de la Corrupción niega motivaciones políticas y alega que las acusaciones se basan en nuevas evidencias.
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