“Hacemos un llamado a todas las naciones y pueblos del mundo a condenar y repudiar la maquinaria de muerte del Estado sionista, que ha sumido a Palestina en el hambre, la miseria, falta de salud, educación y devastación total”, afirma un comunicado entregado a Prensa Latina.
Sostiene que, durante más de 76 años, el pueblo palestino ha sido víctima de un genocidio sistemático, masacres impunes, un régimen de apartheid y el desconocimiento total de las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Asegura que, desde la Nakba (catástrofe) en 1948, Israel ha arrebatado tierras, expulsado a millones de palestinos de sus hogares y sometido a los que permanecen apegados a su tierra natal a un brutal régimen de ocupación militar.
Describe que este régimen incluye bloqueos, asesinatos masivos, destrucción de infraestructuras y torturas en cárceles clandestinas.
Explica que, en los últimos dos años, el sionismo intensificó su política de exterminio con matanzas masivas y bombardeos indiscriminados sobre Gaza y Cisjordania, cuyo saldo ya es de más de 49 mil víctimas.
Señala el comunicado que fueron destruidos hospitales, escuelas, mezquitas, viviendas y toda infraestructura esencial, mientras que la población permanece sin acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad y atención médica.
“Hoy una vez más -enfatiza el comunicado-, el régimen sionista del asesino (Benjamin) Netanyahu cobra la vida de más de 400 personas inocentes entre niños y mujeres palestinas, a pesar del alto al fuego acordada entre las partes y sin respetar el acuerdo (…)”.
Lamenta que las fuerzas militares sionistas de manera artera lanzaron bombas y emplearon todo tipo de armas letales en medio de una de las fiestas más importantes y sagradas del mundo musulmán, el Ramadán.
Advierte el escrito que estos actos constituyen una afrenta, que muestra nuevamente el desprecio absoluto por la vida humana y el derecho internacional, con un resultado de más de 49 mil asesinados, 100 mil heridos y miles de personas desaparecidas.
A esto se suma -deplora el texto-, la violencia extrema contra los presos palestinos, sometidos a torturas sistemáticas, abusos inhumanos y detenciones arbitrarias sin juicio.
“El ensañamiento con mujeres y niños es una de las características más atroces de la ocupación, que consolida a Israel como un Estado genocida, infanticida, feminicida y biocida”.
Al criticar la indolencia de organismos internacionales y de naciones occidentales, el escrito menciona a Estados Unidos, la Comunidad Europea y algunos países árabes cómplices de la barbarie sionista.
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