martes 25 de marzo de 2025
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Laureados con Premio Semilla 2025 honran a Cinemateca de Bolivia (+Foto)

La Paz, 22 mar (Prensa Latina) En manos del músico vanguardista Alberto Villalpando y del actor Cristian Mercado, el Premio Semilla 2025, conferido por la Fundación Cinemateca de Bolivia, ensancha hoy el prestigio de esta reconocida institución cultural.

“Como memoria audiovisual de nuestro país, nos honra recordar y reconocer el esfuerzo de muchos hombres y mujeres del cine, quienes desde 1904 realizan un importante aporte a nuestra identidad multicultural”, aseguró la directora de la Cinemateca, Mela Márquez, al referirse a los laureados durante la ceremonia realizada en esa sede.

Márquez agradeció la presencia de relevantes artistas e intelectuales, los embajadores de República Dominicana, Claudio Marte, y de Palestina, Mahmoud Elalwani, y otros funcionarios diplomáticos acreditados, así como representantes del nuevo Directorio de la Cinemateca, encabezado por el crítico y escritor Alfonso Gumucio.

Al referirse a Mercado (Inti Peredo en la película Che, segunda parte), destacó que “no solo interpreta, sino transforma porque más que un actor es un creador”.

Tras recibir de manos del director Paolo Agazzi (El Atraco, 2004) el premio conferido en conmemoración del aniversario 45 del asesinato del sacerdote, periodista, y cineasta Luis Espinal, Mercado agradeció la suerte de trabajar bajo la conducción de artistas como Agazzi, Antonio Eguino y Jorge Sanjinés.

“Esos maestros me dieron la conciencia y la responsabilidad de hacer cine”, dijo.

Márquez definió a Villalpando como un arquitecto del sonido en las bandas sonoras de grandes obras de “un cine que aprendió a contar su propia historia”.

Al entregarle el emblema del Premio Semilla, Gumucio expresó el honor que representa para el Directorio y la Cinemateca reconocer con su máxima distinción al músico académico que se incorporó al séptimo arte mediante Jorge Sanjinés durante la filmación de su mediometraje ¡Aisa! (¡Derrumbe!) (1965).

Expresó el crítico que, en cada película, con sus partituras Villalpando logra que toda imagen respire diferente.

De su lado, el homenajeado recordó sus estudios en Argentina, y el regreso en 1963, cuando quiso unirse en la creación a quienes impregnados de las raíces de Bolivia y a contracorriente buscaban desarrollar un cine auténticamente nacional.

Según la crítica, el vínculo permanente con el cine, sobre todo de Sanjinés, impregnó a su obra musical una visión acústica muy plástica, que ya en la década de 1960 marcó “un antes y un después» en el país andino-amazónico.

Afirman los entendidos que Villalpando halló sonoridades puramente bolivianas, pero imbuidas de una innegable universalidad, que trascienden el folklore.

Como colofón de la velada, fue proyectado el filme ¡Aisa!, en el cual el lenguaje audiovisual de Sanjinés y la banda sonora creada por Villalpando hacen innecesarios los diálogos.

lam/jpm

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