lunes 24 de marzo de 2025
Search
Close this search box.

Madrid 24

Madrid, 22 mar (Prensa Latina) Vibró mi teléfono temprano en la mañana. Era viernes y pocas personas podían cambiar mi itinerario. Pero Nicole lo hizo a su aire por Madrid.

Estoy en la ciudad, llegué ayer y me voy mañana. Te espero en mi hotel, por la fuente Neptuno, sobre las 09:30. ¡Quiero conocer Madrid!

Colombiana amiga, siempre con el pie en el acelerador de su vida, reaparecía después de muchos años. Y por Whatsapp, sin previo aviso. Respondí rápido.

-No desayunes, te busco sobre esa hora.

Dejando temas avanzados con una jornada laboral tranquila, cumplí con mi palabra.

Se estaba tomando un café en el hotel, nos dimos un abrazo y sin rodeos le dije: apúrate, vamos tarde. Ella, no sorprendida, me espetó su clásico “no cambias”.

Decidí dejar el auto a prudente distancia y nos fuimos caminando hacia al museo Reina Sofía.

Antes, hicimos una parada en el bar El Brillante, de 1952, cerca de la estación de trenes

Atocha. Famoso por sus bocatas de calamares, abundantes tapas y cañas, y generosos desayunos.

Nicole probó el de calamares: “Me gustó, pero prefiero jamón ibérico y chorizos”.

Finalmente, en el Reina Sofía, apenas vistazos ante las artes plásticas, para situarnos frente al Gernika. Impactada ante la obra maestra de Pablo Picasso, mucho más cuando le dije que solo llevaba 44 años en España, por voluntad del pintor malagueño, que pidió llegara a su país cuando cayera la dictadura de Franco.

“Con esto valió la pena Madrid”, comentó emocionada.

Nos acercamos por fuera a Atocha, donde el 11 de marzo de 2004 fue escenario principal de una serie de atentados terroristas que causaron la muerte a 192 personas. Es ahora una parte relevante de lo que se denomina Paisaje de la Luz, que incluye al Reina Sofía, paseo y museo del Prado, las Cibeles, Puerta de Alcalá, parque del Retiro, entre otros, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, le expliqué.

Transitamos entonces por el paseo del Prado y fuimos al museo. Si antes la impresión fue enorme con el Gernika, no sería menos contemplar Las Meninas de Diego Velázquez.

Continuamos hacia la fuente Cibeles y el palacio homónimo. Aproveché para detallarle que en este lugar celebran los seguidores del Real Madrid sus éxitos, y lo mismo hace el Atlético de Madrid en la fuente Neptuno.

Corrimos, casi literalmente, hacia la Puerta de Alcalá, con la impronta de la canción de Ana Belén y Víctor Manuel. La obra del arquitecto italiano Francesco Sabatini fue terminada en 1778 para la conmemoración de la entrada de Carlos III en Madrid.

MADRID, MADRID, MADRID

Haciendo alusión a la canción escrita por el mexicano Agustín Lara en 1948, animé a Nicole a dar un paseo breve por el parque del Retiro. Uno de los pulmones verdes de la ciudad, terminado hacia 1630 y con numerosas esculturas, placas y zonas agradables como el Palacio de Cristal y sus estanques.

Agotada, pero ansiosa, mi amiga, futbolera de nacimiento, me contó que volvía al día siguiente a Milán, Italia, donde reside con su esposo e hija. Es diseñadora de modas y prepara algo que vino a negociar a Madrid.

“Cuéntame más de tapas y cañas, in situ”, me espetó sonriente.

Nos vamos entonces al estadio Santiago Bernabéu, que después de su remodelación presume de ser uno de los más modernos del mundo. “Yo invito”, me dijo ansiosa.

Nicole volvió a ponerse una mano en el estómago. Nos fuimos a uno de los restaurantes del Museo del Jamón de Madrid para degustar tapas variadas (chorizos, jamón ibérico, chistorras y la clásica tortilla de papas con cebollas), además, aceitunas y chipirones, acompañados por sendas cañas dobles (cerveza dispensada). “Nos falta el centro”, expresó satisfecha por el atracón.

Retornamos al corazón de Madrid y arrancamos con una caminata por la Gran Vía, populosa y elegante avenida fundada entre 1910 y 1929, llena de hoteles, tiendas, teatros, cines, bares, restaurantes y chiringuitos.

Ya anochecía y nos centramos en la Puerta del Sol, cuya existencia se remonta al siglo XV, aunque reformada varias veces y desde 1950 con el kilómetro cero de Madrid.

A paso forzado nos acercamos al Teatro Real, para luego quedar ante el espectacular panorama que ofrece el Palacio Real, sede oficial de la monarquía, aunque Felipe VI y Letizia residen en el Palacio de la Zarzuela, en las afueras. A un costado está la Plaza España, pero no iremos, le anuncio.

Mis palabras son aceptadas con resignación. Nos tomamos numerosas fotos y fuimos a la Galería de las Colecciones Reales, otra suerte de museo sensacional con obras, al igual que los anteriores, de muchos artistas famosos.

(Tomado de Cuarta Pared, suplemento cultural de Orbe)

MINUTO A MINUTO
relacionadas
 
Copy link