Las pinareñas, que solo perdieron un set en los seis partidos disputados durante el certamen, demostraron una superioridad abrumadora en la final.
Las imprecisiones de las habaneras facilitaron el camino al cetro para las representantes de la provincia más occidental de Cuba. Martha García y Lisbeysis Hernández resultaron las más destacadas en el triunfo pinareño, en particular esta última que mereció ser elegida la Jugadora Más Valiosa del torneo.
La tercera posición correspondió a Cienfuegos, que repitió así su actuación del pasado año, en esta ocasión tras derrotar por la medalla de bronce a Granma, con tanteadores de 25-13, 25-15 y 25-19, accionar que consolida a dicha provincia como una de las más consistentes del país en la rama femenina del deporte de la malla alta.
El torneo dejó en evidencia las debilidades y carencias técnicas en esta disciplina en el país, lo cual sirve de medidor para evaluar y trazar estrategias de trabajo, que permitan elevar el nivel de la reserva para las selecciones nacionales de cara a compromisos internacionales, independientemente de las jugadoras contratadas en el exterior por la Federación Cubana.
La decepción de la justa fue el equipo anfitrión, Camagüey, que, tras ser el campeón defensor de 2024, terminó en el último puesto, por detrás de Santiago de Cuba, en ambos casos con un rendimiento pobre e irregular.
Con la conclusión del certamen, el voleibol femenino cubano cierra un capítulo importante en su calendario, mientras los equipos nacionales en sus diferentes categorías comienzan a prepararse para los próximos desafíos internacionales.
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