No es de extrañar entonces que su flor nacional sea la variedad Cattleya trianae, nombrada así en homenaje al naturalista colombiano José Jerónimo Triana.

Además de su inocultable belleza, en cuyo pétalo central luce los colores de la bandera colombiana, es apreciada asimismo por su importancia para el equilibrio de los ecosistemas de la nación neogranadina.

Expertos estiman que las civilizaciones indígenas conferían a estas hermosas flores propiedades sagradas vinculadas con la belleza, la fertilidad y la conexión con la naturaleza, y se considera igualmente que eran empleadas en rituales religiosos y medicinales.

Las diferentes orquídeas de Colombia pueden encontrarse lo mismo en las imponentes alturas de los Andes que en las selvas húmedas de la Amazonía, donde habita más de una especie endémica con una impresionante diversidad en sus tamaños, olores y hasta sabores.

Las especies del género Vanilla son profundamente estimadas por sus valores ornamentales, pero también porque de sus vainas se extrae la célebre y exquisita vainilla, una joya culinaria usada en repostería, fundamentalmente.

Desde 1960, todos los 22 de noviembre se celebra en el país sudamericano el Día Nacional de las Orquídeas, en reconocimiento a la importancia de sus bellas flores en la cultura y la economía.

(Tomado de Orbe)