Investigadores de la Universidad estadounidense de Yale comprobaron que esas memorias pueden seguir existiendo, aunque aún no se ha encontrado la llave para llegar a ellas. La incapacidad para recordar acontecimientos concretos de los primeros años de vida se denomina amnesia infantil.
Hasta el momento, los científicos consideraban que no conservamos estas experiencias porque el hipocampo, la zona del cerebro responsable de almacenar los recuerdos, aún está en desarrollo hasta bien entrada la adolescencia y no puede codificar las memorias de nuestra primera infancia.
Para llegar a estos resultados, los científicos en su estudio utilizaron la resonancia magnética funcional, que cuestiona las suposiciones sobre la memoria infantil y demuestra que niños de tan sólo 12 meses pueden codificar recuerdos.
El equipo midió la actividad del hipocampo en 26 niños de entre cuatro y 25 meses con resonancia magnética funcional mientras observaban imágenes de rostros, objetos y escenas
Como parte del estudio, se les mostraban de nuevo algunas de esas imágenes junto a otras nuevas, para evaluar si recordaban haberlas visto antes.
Los resultados indicaron que cuando el hipocampo estaba más activo al ver una imagen por primera vez, el bebé era más propenso a mirarla por más tiempo cuando se le presentaba nuevamente. Esto sugiere que el cerebro infantil puede codificar recuerdos mucho antes de lo que se pensaba, alegan.
Este estudio demuestra un tipo de recuperación de la memoria que parece operar en los bebés, basado en el tiempo que miran una imagen que han visto antes. Esto permitió comparar la actividad del hipocampo cuando observaban imágenes por primera vez, en función de si se acordaban o las olvidaban posteriormente.
Otro hallazgo clave del estudio es que la codificación de la memoria se produce principalmente en la parte posterior del hipocampo, la misma región que en adultos está asociada con la memoria episódica. Esto indicaría que la especialización del hipocampo podría establecerse a edades tempranas.
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