jueves 27 de marzo de 2025
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Vitaminas del complejo B como posible tratamiento del Parkinson

Washington, 24 mar (Prensa Latina) Investigadores japoneses identificaron microbios intestinales probablemente implicados en la enfermedad de Parkinson y los relacionaron con una disminución de riboflavina y biotina, lo que señala a las vitaminas del complejo B como posible tratamiento.

“La suplementación con riboflavina (vitamina B2) o biotina ( B7), probablemente sea beneficiosa en un subgrupo de pacientes con enfermedad de Parkinson, en los que la disbiosis intestinal desempeña un papel fundamental”, señalaron el investigador médico de la Universidad de Nagoya, Hiroshi Nishiwaki, y sus colegas, publicó la revista Science.

Esta enfermedad neurodegenerativa afecta a casi 10 millones de personas en todo el mundo, quienes, en el mejor de los casos, pueden esperar terapias que ralenticen y alivien los síntomas.

Los expertos descubrieron en su estudio que los cambios en las comunidades bacterianas intestinales se asociaban con una disminución de la riboflavina y la biotina en personas con enfermedad de Parkinson.

Demostraron que la falta de vitaminas del complejo B estaba relacionada con una disminución de los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y las poliaminas, moléculas que contribuyen a la formación de una capa mucosa intestinal sana.

“Las deficiencias de poliaminas y AGCC podrían provocar un adelgazamiento de la capa mucosa intestinal, aumentando así la permeabilidad intestinal, ambos factores observados en la enfermedad de Parkinson”, explicó Nishiwaki.

Los especialistas sospechan que el debilitamiento de la capa protectora expone el sistema nervioso intestinal a más toxinas que ahora encontramos con mayor frecuencia, las que incluyen productos químicos de limpieza, pesticidas y herbicidas.

Estas toxinas provocan la sobreproducción de fibrillas de α-sinucleína (moléculas que se acumulan en las células productoras de dopamina en la sustancia negra del cerebro) y un aumento de la inflamación del sistema nervioso, lo que eventualmente provoca los síntomas motores y de demencia más debilitantes del Parkinson.

Por lo tanto, es posible que altas dosis de vitamina B puedan prevenir parte del daño, propusieron Nishiwaki y su equipo.

Todo esto sugiere que asegurar que los pacientes tengan microbiomas intestinales sanos también podría ser protector, al igual que reducir los contaminantes tóxicos en nuestro entorno.

“Con estos hallazgos, podríamos identificar a individuos con deficiencias específicas y administrar suplementos orales de riboflavina y biotina a quienes presenten niveles reducidos, lo que podría crear un tratamiento eficaz”, afirmaron los investigadores.

rgh/lpn

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