El tema del día en Washington captó la mayor parte de la audiencia anual sobre «Amenazas a la Patria», en el que estuvieron en tela de juicio más de una docena de altos funcionarios del Gobierno de Donald Trump, que abordaron planes para un próximo ataque contra los rebeldes hutíes en Yemen.
Pero, lo insólito del problema, es que el grupo, creado por el asesor de Seguridad Nacional de Trump, Mike Waltz, incluyó por descuido al editor de la revista The Atlantic, Jeffrey Golberg, quien sacó a la luz ayer la historia-bomba.
En la audiencia, testificaron la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, y el director de la CIA, John Ratcliffe, dos de los que, de acuerdo con el reportaje de Goldberg, estaban en el chat de la aplicación de mensajería.
El contenido de las conversaciones también refirió posturas en el ejecutivo sobre Europa, como sucedió con el vicepresidente JD Vance, que expresó su «odio» por «volver a rescatar» al Viejo Continente.
Lo cierto es que el senador republicano John Cornyn, miembro de la Comisión de Inteligencia del Senado, exigió una mayor investigación sobre el chat de Signal, pero se negó a decir si cree que discutieron información clasificada en la cadena de mensajes.
Por su parte, el vicepresidente del comité, el senador demócrata Mark Warner, criticó a los que se presentaron a testificar por no reconocer la gravedad del incidente e incluso sugirió que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, debería renunciar.
Sin embargo, el director de comunicaciones de la Casa Blanca, Steven Cheung, afirmó que el escándalo de Signal es una «caza de brujas» contra el mandatario republicano.
“Las fuerzas anti-Trump han intentado constantemente convertir acciones inocuas en armas y convertirlas en falsa indignación que los medios de noticias falsas pueden usar para difundir desinformación», comentó Cheung en uno de sus mensajes en X.
En un segundo escrito en la misma plataforma de Internet, el funcionario se refirió a “la indignación por la mentira de las señales… una cacería de brujas”.
No obstante, el editor de The Atlantic, en respuesta a los que tratan de desacreditarlo, advirtió que esto no ha terminado, que aún falta por informar, así confirmó a la cadena CNN cuando le preguntaron. “Simplemente continúo con mi reportaje. Más TK (abreviatura periodística de ‘por venir’)”, subrayó.
Mientras Trump, acusado en su momento por mal manejo de documentos clasificados, aunque los cargos fueron desestimados, se mantiene -aún- calmado. No la emprenderá contra Waltz que “es un buen hombre” y lo dejará en el cargo.
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