Oriunda de la oriental provincia de Guantánamo, en la ciudad de Baracoa, donde la tierra besa primero el alba,  Colón vino al mundo con la fuerza del trueno y la ternura de una flor silvestre, para convertirse en ícono de las mujeres deportistas nacidas en el vasto territorio desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

   En la cita estival de Moscú 1980, alcanzó la gloria al conseguir la medalla de oro en su disciplina, con un lanzamiento histórico de 68.40 metros, para destrozar el récord mundial vigente hasta ese momento.

   A pesar de una lesión que le impidió calentar adecuadamente antes de enviar el dardo tan lejos como ninguna otra mortal lo había hecho, aquella joven, proveniente de un rincón de espuma y montaña, desafió todas las adversidades y logró lo que muchos creían imposible.

   Mientras el músculo herido pedía reposo, su espíritu guerrero se alzó sobre el dolor, y en un solo intento trazó en el aire la palabra «historia» para apoderarse de la medalla dorada, que brilló en su pecho como el sol sobre el Caribe.

   Con su tiro, dejó atrás a rivales de renombre, como la alemana Ruth Fuchs, considerada la mejor jabalinista de todos los tiempos y única que ha ganado dos oros olímpicos en esa especialidad.

   Su victoria en Moscú, más allá de su éxito personal, está marcada por el orgullo y la emoción que despertó en los cubanos, quienes vieron a una de las suyas entrar en el Olimpo.

   Tras su retiro, la también campeona de dos Juegos Panamericanos y tres Centroamericanos y del Caribe, se dedicó a la educación y la formación de nuevas generaciones de atletas.

   Profesora, dirigente y embajadora de la igualdad, su voz ha resonado en los salones del Parlamento Cubano, en las asambleas olímpicas y en el corazón de cada atleta que alguna vez dudó de sí misma.

   Su labor le valió el Trofeo Anual Mujer y Deporte del Comité Olímpico Internacional en 2008, destacando su contribución al desarrollo del deporte femenino.

   Además de su trabajo en la educación física, Colón ha ocupado importantes cargos dentro de la administración deportiva y ha formado parte de diversas comisiones internacionales, como la de Mujer y Deporte de la Organización Deportiva Panamericana y el Comité Femenino de la Federación Mundial de Atletismo.

   Actualmente, es presidenta encargada de la Federación Cubana y miembro del Comité Olímpico Internacional, donde sigue influyendo en la evolución del deporte a nivel global.

   A lo largo de su carrera ha sido reconocida con múltiples premios y honores, como su inclusión en el Salón de la Fama de la Confederación Centroamericana y del Caribe de Atletismo en 2003 y su elección como una de los 100 deportistas cubanos más destacados del siglo XX.

   Su dedicación, además de su éxito como atleta, ha dejado una huella imborrable en la historia del atletismo y en la lucha por la igualdad de género en el deporte.

   Hoy, al celebrar sus 67 años, recordamos a María Caridad Colón como una medallista olímpica y como un ejemplo de superación, compromiso y pasión por el deporte.

   Su legado sigue inspirando a mujeres deportistas de todas las edades y continúa siendo una luz de esperanza para quienes sueñan con alcanzar sus metas, sin importar los obstáculos que se presentan en el camino.

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