La operación Nautilus partió de una información de la Guardia Civil madrileña y contó con la colaboración de agencias antidroga de Estados Unidos y Reino Unido.
Según la Policía Judicial lusa, a bordo de la embarcación (un semisumergible), viajaban cinco tripulantes, presuntamente vinculados a una organización criminal transnacional.
De acuerdo con la investigación la droga sería distribuida por varios países europeos.
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