La lista de la Comisión Europea está amparada por la Ley de Materias Primas Críticas acordada en 2023 por la UE, la cual refrenda la decisión de elevar las capacidades endógenas para la extracción, el procesamiento y el reciclado de recursos naturales, a fin de reducir la dependencia externa.

Dicha normativa identificó dos grupos de materiales (34 críticos y 17 estratégicos), cuyas provisiones resultan cruciales para las transiciones verde y digital, la rama espacial y la industria bélica.

También estableció tres puntos de referencia para el consumo anual de materias primas del bloque de cara a 2030: 10 por ciento de extracción local; 40 por ciento por el procesamiento en plaza y el 25 por ciento procedente del reciclaje.

Los 47 proyectos anunciados este martes podrán beneficiarse de trámites y permisos más ágiles, limitados a un máximo de 27 meses para la extracción y 15 meses para el tratamiento o reciclado.

Además, un grupo de financiación ofrecerá asesoría para ejecución de las inversiones con garantías públicas de los bancos nacionales, el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo a fin de estimular la iniciativa privada.

Los emprendimientos se localizan en 13 Estados miembros del bloque; a saber, Bélgica, Francia, Italia, Alemania, España, Estonia, República Checa, Grecia, Suecia, Finlandia, Portugal, Polonia y Rumanía.

Entre los renglones priorizados figuran wolframio, cobre, grafito, cobalto, manganeso, platino, níquel, litio y tierras raras.

En la actualidad China proporciona a la UE la totalidad de las tierras raras pesadas y el 97 por ciento del magnesio, entre otros surtidos mineros, mientras Turquía aporta el 98 por ciento del boro y Chile el 79 por ciento del litio, por solo citar algunos ejemplos.

El calificativo de minerales críticos denota la importancia de esos bienes para la economía y la seguridad de un país o agrupación supranacional, especialmente por su uso en sectores fundamentales como las energías renovables, la electrónica, la esfera militar y la tecnología avanzada.

Su escasez, dificultad de sustitución y concentración geográfica los convierten en un foco de interés geopolítico, sujetos actualmente a una aguda competencia entre las principales potencias del orbe.

De tal forma, siguen en ascenso las medidas proteccionistas para asegurar el acceso a estos recursos, lo cual incluye la adopción de nuevas normativas jurídicas, restricciones a la exportación, entrega de subsidios estatales, sanciones a empresas y el reacomodo de políticas industriales.

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