Tal resultado, combinado con un triunfo de Venezuela sobre Perú, se redujeron las opciones de clasificación de la verde, pese al buen juego desarrollado en que controlaron la pelota más del 60 por ciento del tiempo del partido.
Caro costó a los locales el segundo empate en casa en el contexto de este torneo de la zona sudamericana, pues ahora suman 14 unidades, una menos que los venezolanos, quienes los desplazaron de la séptima plaza que da el derecho al repechaje en un duelo intercontinental.
Queda la esperanza de poderlos desplazar con una victoria en el enfrentamiento directo en territorio venezolano.
Sin embargo, más cuesta arriba queda hoy el sueño de llegar a la competición a la cual Bolivia no clasifica desde 1994, toda vez que el 9 de septiembre jugará contra la difícil Colombia en Barranquilla.
Menos fácil parece el enfrentamiento cinco días después contra el pentacampeón planetario Brasil, en los más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar de la ciudad de El Alto.
Esta realidad, pese al buen juego este martes del once boliviano frente a un rival históricamente superior como Uruguay, provoca que el público y los especialistas en materia deportiva coincidan en la expresión de que en el fútbol se gana con goles, y no basta jugar mejor.
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