En el cierre de su exposición de tres días en un juicio que comenzó el 6 de enero, la autoridad también pidió cinco años de inhabilitación política para el parisino de 69 años, quien gobernó entre 2007 y 2012.
Sarkozy enfrenta la justicia bajo cargos de corrupción, asociación para delinquir y uso de dinero pactado con el otrora hombre fuerte libio Muamar Gadafi, asesinado en 2011, acusaciones también presentadas contra varios de sus colaboradores.
El exmandatario clama su inocencia y esgrime que las faltas que le achacan no cuentan con evidencias sólidas, solo hipótesis.
Sin embargo, en sus intervenciones esta semana, los procuradores han afirmado que no tienen duda alguna de la culpabilidad del otrora jefe de Estado, a partir de las investigaciones de su campaña presidencial de cara a los comicios del 2007 y a diversos testimonios.
Contra otros encartados también fueron demandadas penas severas, entre ellos los exministros Claude Guéant (seis años de prisión) y Brice Hortefeux (tres) y los empresarios Alexandre Djouhri (cinco) y Ziad Takieddine (seis), este último uno de los que declaró la entrega por Gadafi de 50 millones de euros a Sarkozy.
De acuerdo con fiscales como Sébastien de la Touanne, las personas señaladas en el proceso pintaron un cuadro sombrío sobre la República francesa con un “pacto de corrupción faustiano con uno de los dictadores más diabólicos”.
En sesiones previas, su colega Quentin Dandoy había detallado elementos de la cadena de corrupción, alegando que el propio Sarkozy validó las cuentas.
A partir del lunes corresponderá a la defensa presentar sus argumentos frente a las solicitudes de la Fiscalía Nacional Financiera.
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