“Rechazo este juicio”, dijo el exmandatario, cuando, conforme al procedimiento, el tribunal le pidió identificarse y se negó a responder, algo que ha hecho reiteradamente alegando que su condena ya está decidida y el tribunal carece de imparcialidad.
El incidente se produjo cuando el ex ministro del Interior Willy Huerta, exasperado, gritó “¡ese señor es mentiroso!”, señalando al ex jefe de la Policía Nacional, general Raúl Alfaro.
Reaccionó así luego que Alfaro sostuvo, tras el mensaje en el que Castillo ordenó el cierre del Parlamento y otras medidas de excepción, Huerta lo llamó por teléfono y le ordenó “cierre el Congreso, saque a todos, no permita que nadie ingrese”.
También sostuvo que, en la misma llamada, el ministro le dio instrucciones para que intervenga (arreste) a la fiscal de la Nación de entonces, Patricia Benavides, quien había abierto investigaciones al mandatario por diversas causas.
Según Alfaro, Huerta le ordenó además que brinde protección a la casa de la primera ministra, Bettssy Chávez, y al consejero presidencial, Aníbal Torres, así como a la familia.
Ante la reacción de Huerta, el presidente del tribunal lo emplazó a tranquilizarse bajo advertencia que, de no hacerlo, sería retirado de la sala de audiencias instalada en la prisión para altos funcionarios en la que se mantiene desde diciembre de 2022.
Castillo es acusado por la Fiscalía por el delito de rebelión, bajo la premisa de que al ordenar a las Fuerzas Armadas que ejecuten su decreto de disolución del Congreso, hizo uso de las armas.
Sin embargo, su defensa argumenta que el Código Penal establece que cometen el delito de rebelión quienes se alcen colectivamente en armas contra el Estado, lo que no hizo Castillo.
Además, sus abogados anotan que la orden de cerrar el Congreso fue acatada, pues las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional la rechazaron y esta lo apresó y el Congreso lo destituyó solo horas después del mensaje de Castillo.
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