Tras reunirse con las máximas autoridades del gobierno de esta nación asiática, Lula concluyó una visita oficial a Japón y, en próximas horas, partirá rumbo a Vietnam, con el propósito de conversar con algunos de sus principales dirigentes.

Durante la última rueda de prensa en esta capital, el estadista encomió la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) que, por unanimidad, aceptó la víspera la imputación sobre un intento de golpe de Estado de Bolsonaro, respaldado por algunos aliados, tras perder las elecciones de 2022.

Ahora, la corte iniciará la faena punitiva que podrá condenar o absolver al exgobernante y los demás inculpados, que intentaban mantener el poder a la fuerza y hasta contemplaron supuestos planes de asesinar al propio Lula.

La decisión se tomó sobre la base de la denuncia presentada por la Fiscalía General sobre el llamado núcleo crucial de una organización criminal dirigida a la ruptura institucional.

Forman parte de este grupo, además de Bolsonaro, los exministros Augusto Heleno, Walter Braga Netto (Casa Civil), Paulo Sérgio Nogueira (Defensa) y Anderson Torres (Justicia).

Asimismo, el excomandante de la Marina Almir Garnier, el diputado federal Alexandre Ramagem, exdirector de la Agencia Brasileña de Inteligencia, y el teniente coronel Mauro Cid, exayudante de órdenes del exmandatario.

El presidente brasileño defendió la presunción de inocencia de Bolsonaro que le negaron a él cuando le prohibieron presentarse a los comicios presidenciales de 2018 y le aconsejó limitarse a demostrar su inocencia, en lugar de sembrar ruido.

Todo el mundo sabe lo que pasó en Brasil, y él también sabe lo que hizo, afirmó Lula, para quien no tiene sentido la campaña de víctima que intenta hacer Bolsonaro para reclamar una amnistía, en vez de mostrar pruebas concretas en su defensa.

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