La multinacional anglosajona pretende lograr un permiso de explotación, con arreglo a la normativa minera nacional de Estados Unidos de los años 1980, lo cual constituye “otra de las patéticas estratagemas” de la compañía y “un insulto al multilateralismo”, señaló el comunicado de los ecologistas.
Al decir de la fuente, la iniciativa denota que “es más necesaria que nunca” una moratoria mundial a las explotaciones mineras en los océanos, considerando la catástrofe climática.
“The Metals Company (TMC) está desesperada y ahora está fomentando una violación del derecho internacional consuetudinario al anunciar su intención de explotar los fondos marinos internacionales a través de la Ley de Recursos Minerales Duros de Aguas Profundas de Estados Unidos», indica el pronunciamiento.
La multinacional lleva años ejerciendo presiones sobre la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos para tratar de obligar a los gobiernos a permitir la minería en los espacios internacionales, patrimonio común de la humanidad.
Tras haber fracasado en el intento, “este temerario anuncio es una bofetada a la cooperación internacional”, consideró Greenpeace.
A la TMC nunca le ha importado la prosperidad económica o el empleo para los habitantes de Nauru, Kiribati o Tonga, ni tampoco abordar la crisis climática; solo le ha importado una cosa: “llenarse los bolsillos con dinero ganado a costa de nuestra sangre vital del Pacífico: el océano”, subrayó la entidad.
Para poner coto a los apetitos de la industria, los gobiernos deberían avanzar hacia la promulgación de una moratoria, aconsejaron los denunciantes, al recordar que la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos se creó por exigencia de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Tras invertir «más de 500 millones de dólares» en los últimos 10 años para explorar y evaluar codiciados recursos metálicos en varias zonas de alta mar del Pacífico, «estamos listos» para la fase industrial, declaró el jueves el director general de TMC, Gerard Barron.
“Hemos hecho todo lo posible para minimizar el impacto medioambiental», afirmó, al rechazar acusaciones de científicos y organizaciones ecologistas sobre las amenazas a los ecosistemas marinos.
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