lunes 31 de marzo de 2025
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Mirtha Ibarra, vivir para el arte en Cuba

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La Habana, 28 mar (Prensa Latina) Vivir para el arte, eso ha hecho la emblemática actriz cubana Mirtha Ibarra, a quien se le entregó hoy el Premio Nacional de Cine 2025 por su impronta, continuidad, integralidad y larga trayectoria en la cinematografía nacional.

La ceremonia de premiación tuvo lugar en el cine Charles Chaplin de la capital cubana, durante la clausura del Encuentro Internacional de Cine Restaurado, ocasión propicia para revivir emociones y la entrevista que concedió a Prensa Latina en 2023.

Del cielo, las estrellas, de mi entrevistada, entre los rostros más simbólicos del cine cubano, la pasión en sus palabras, el premio de vivir la interpretación con el alma, todo eso envuelve al hablar con Mirtha Ibarra.

Bienaventurados aquellos que compartieron con la actriz talento, risas, anécdotas e historia en películas que marcaron la memoria de muchos en Cuba y fuera de ella: La última cena (1976), Hasta cierto punto (1983), Adorables mentiras (1991) y Fresa y chocolate (1993) figuran entre ellas.

Si algo la define es su capacidad para desdoblarse y asumir orgánicamente los más diversos personajes, como si nacieran para ella o implicaran el mínimo esfuerzo interpretativo. De esta virtud, relata una divertida anécdota.

Cuando recibí el premio de actuación, Titón (como era conocido el cineasta Tomás Gutiérrez Alea) me dijo: es el piropo más grande que le pueden hacer a un actor y lo acabo de escuchar, Mirtha, no sé cómo la han premiado si ni siquiera actúa, dijo una persona.

Sobre cómo se prepara para asumir cada reto, destacó que investiga a fondo el personaje, a partir del vestuario y estrato social al que pertenece le busca las acciones físicas, “pues cuando lo nutres de esas acciones, lo vuelves creíble”.

Dueña de una admirable aptitud interpretativa, perteneció a los grupos dramáticos más importantes del país como Teatro Estudio, Teatro Bertolt Brecht, Teatro de Arte Caribeño y El Público, también asoció su obra a la televisión.

Unido al Premio Actuar por la Obra de la Vida (2019), mereció el Lucía de Honor (2018), la Distinción por la Cultura Nacional (1996), y el Premio Coral a la mejor actuación femenina (1983) en Hasta cierto punto, otorgado por el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Ha sido, además, jurado en importantes certámenes internacionales como el Festival de Huelva (España, 1999), Festival de cine de Gramado (Brasil, 2000), Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (Cuba, 2001), Los Angeles Latino International Film Festival (Estados Unidos, 2003 y 2006), entre otros.

Aunque ya mostraba una fortalecida carrera en su país, el éxito internacional lo conquistó con Fresa y chocolate, considerada un ícono de la cinematografía nacional de todos los tiempos.

Sobre el filme, codirigido junto a Juan Carlos Tabío, destacó: Titón siempre dijo que una película ayuda mucho en la comprensión de los individuos, en la manera en la que pueden admirar o criticar su realidad, y yo creo que Fresa y chocolate fue eso.

Titón casi siempre se valía de una novela o de un cuento para hacer una adaptación, así realizó Memorias del subdesarrollo (1968), basada en la novela homónima de Edmundo Desnoes; Cartas del parque (1988), y Fresa y chocolate, en la cual trabajó en el guion durante dos años, junto a Senel Paz.

Fresa y chocolate le valió innumerables alegrías a Ibarra, pero también tristezas. Emocionada cuenta que Titón -ya enfermo- le pidió que interpretara a Nancy, a lo que ella mostró rechazo por la dolorosa circunstancia y porque opinaba que el personaje nunca estaría a la altura de Diego y David.

En aquel momento, Tabío me pidió que lo asumiera, pues si no lo hacía, Titón sufriría mucho. Finalmente me decidí, pero con la condición de grabar todas las escenas al final.

Titón y Mirtha disfrutaban de una inigualable complicidad, tanto en la vida personal como en la profesional, se apoyaban y corregían sus trabajos. Era muy crítico, cuando percibía algo que no hacía bien me lo comunicaba, eso me ayudó a ser crítica conmigo misma, y se lo agradezco mucho, valoró.

¿Cómo lo definiría, desde su condición de realizador y ser humano?: como un artista muy humano y honesto.

Múltiples homenajes merece un director cuya obra marcó la historia del séptimo arte en Cuba, también una artista que trasciende por la inmensidad de sus interpretaciones, esa que no necesita ser premiada, pues el máximo reconocimiento radica en ella misma.

arc/amr

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