Según la nota del FSB, el ciudadano ruso, nacido en 1972, condenado anteriormente en virtud de los artículos 105 (Asesinato), 163 (Extorsión), y 161 (Robo) del Código Penal de Rusia, planeaba hacer estallar un artefacto explosivo improvisado en lugares de reunión masiva de personas.
El detenido confesó que en febrero fue reclutado por los servicios especiales ucranianos. Siguiendo las instrucciones de su controlador, sacó de un alijo una bomba casera con mecanismo de relojería que debía colocar en uno de los edificios administrativos de la capital.
El controlador le prometió que, tras el atentado, podría viajar a Ucrania, donde se uniría a los militantes que luchan contra Rusia.
Las fuerzas del orden le incautaron un artefacto explosivo de cinco kilogramos, listo para su uso, a base de amonal y un teléfono inteligente, que utilizaba para comunicarse con los servicios de seguridad ucranianos.
Se abrió una causa penal contra el detenido por tentativa de acto terrorista y transporte ilegal de artefactos explosivos. El hombre se declaró culpable y está cooperando con la investigación.
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