sábado 5 de abril de 2025
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Elefantes de conducta desordenada agreden a campesinos de Malawi

Lilongüe, 29 mar (Prensa Latina) Las tribulaciones y sufrimientos de una comunidad rural en Malawi demuestran hoy que la frase "de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”, pronunciada hace 10 siglos por un santo, aún tiene validez.

Campesinos de Kasungu, ciudad en la frontera entre Malawi y Zambia, acusan a la entidad conservacionista estadounidense Fondo Internacional para el Bienestar Animal (FIBA) de relocalizar en sus cercanías 263 elefantes cuya trashumancia en busca de sustento provocó hasta ahora 10 muertes y la destrucción de sus magros cultivos.

Kasungu es una pequeña ciudad cuyas tierras son arenosas y casi yermas por la deforestación y el cambio climático, sus residentes sobreviven a duras penas del cultivo del tabaco y la llegada al vecindario de los paquidermos es una tragedia cotidiana que los tiene sumergidos en el miedo y el sufrimiento.

En rigor de verdad, la FIBA tenía la mejor de las intenciones: proteger a los proboscidios de la caza furtiva, mal enraizado en África, y de la destrucción de sus hábitats por la expansión de la actividad agrícola para alimentar a las poblaciones.

La iniciativa contemplaba el confinamiento de los elefantes a una reserva natural, pero el espacio les quedó pequeño a los nuevos vecinos que no entienden de límites y al ser los mayores mamíferos terrestres tienen suficiente fuerza para imponerse con los resultados que era de esperar.

El año pasado el gobierno alemán criticó al de Botswana por permitir la cacería controlada de paquidermos para mantener la población en límites y el entonces presidente, Mokgweetsi Masisi, respondió con la amenaza de enviar 20 mil ejemplares al país europeo para ver cómo les iba con la cohabitación.

Portavoces de la FIBA se desentendieron del caso y pasaron la bola al Departamento de Agricultura de Malawi, que tampoco asume la responsabilidad, lo que obligó a los demandantes a acudir a una firma londinense de abogados para encargarse ya que no de los malos modales de los paquidermos, sí de la retribución por sus pérdidas humanas y materiales.

lam/msl

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