Tal protocolo de intención entre las dos instituciones fue suscrito en Río de Janeiro por los presidentes del BNDES, Aloizio Mercadante, y de Petrobras, Magda Chambriard, y la iniciativa recibió el nombre de ProFloresta+.
El valor inicial de 450 millones reales (un poco más de 78 millones de dólares) corresponde a lo que Petrobras desembolsaría para comprar los créditos de carbono y reforestar 50 mil hectáreas.
Vinculada al Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, la financiera tendrá la función de otorgar préstamos para proyectos que se dedican a la restauración de áreas amazónicas.
Petrobras busca apoyar cinco proyectos, totalizando 15 mil hectáreas y contratando cinco millones de créditos de carbono, lo cual representa cerca de 25 millones de árboles plantados. En la estimación de la empresa, los propósitos representarán la generación de 1,7 mil empleos.
Según Chambriard, el lanzamiento del programa es «prueba viva» de la preocupación de Petrobras por el medio ambiente.
«Es un compromiso con la gente que cree que somos capaces de entregar lo que quieren, que es un mundo más limpio, un mundo más tierno para nuestros hijos y nietos», señaló.
Durante la presentación de ProFloresta+, Petrobras estimó que, en un plazo de trabajo de 25 años, el proyecto puede llegar a 50 mil hectáreas (500 kilómetros cuadrados (km2).
Por su parte, Mercadante aseguró que se busca «convertir la restauración y el mantenimiento de la selva en actividades económicamente viables para empresas, comunidades locales y, sobre todo, para el medio ambiente».
Sobre el mismo tema, la directora Socioambiental del BNDES, Tereza Campello, subrayó que esta acción se suma a otros esfuerzos del banco para promover la restauración en la Amazonia y proteger su bioma único.
Refirió que el BNDES ha buscado diversificar los mecanismos de apoyo a la recuperación de la vegetación nativa.
«La crisis climática y social en la Amazonia exige urgentes esfuerzos de reconstrucción, especialmente en las áreas más degradadas», subrayó.
Considerada el pulmón del mundo, la selva amazónica perdió desde 1970 una superficie forestal superior al tamaño de Francia, según datos de la organización no gubernamental Greenpeace.
Detrás de esta desaparición masiva de bosque tropical se encuentra la deforestación, en gran medida ocasionada por la mano del hombre.
Con una superficie de alrededor de siete millones de km2, la Amazonia es el bosque tropical más grande del planeta. En concreto, se extiende por nueve países, entre los que destacan Bolivia, Perú, Colombia y, especialmente, Brasil (alberga el 60 por ciento).
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