«¿Debería despedirlo?», preguntó a sus colaboradores y aliados mientras continuaban las repercusiones de la sorprendente filtración de un chat grupal de Signal formado por Waltz, quien había añadido por error a un periodista de la revista The Atlantic a la conversación en la que se discutía sobre un próximo ataque militar a objetivos en Yemen.
Según un artículo del diario The New York Times, en público, la posición por defecto de Trump ha sido defender a Waltz y atacar a los medios de comunicación.
El martes, al día siguiente de que Jeffrey Goldberg, editor de The Atlantic, le quitara la espoleta a la granada y la soltara, el mandatario defendió a su asesor al que describió como un “buen hombre” y dijo que él estaba haciendo un trabajo del que no había quejas.
Sin embargo, entre bastidores, Trump ha preguntado a personas tanto dentro como fuera del gobierno qué pensaban sobre cuál camino tomar incluso ha llegado expresar a sus aliados su malestar con la cobertura de la prensa de lo que llaman Signalgate, pero que no quería dar la impresión de que se doblegaba ante un enjambre mediático.
De acuerdo con los allegados no identificados, el gobernante está reacio a despedir a altos cargos tan pronto en su segundo mandato (aún llega a los 100 días).
Las fuentes señalaron que el verdadero problema para Trump no parecía ser el descuido de su asesor de Seguridad Nacional al hablar de planes militares en una aplicación comercial, sino que Waltz podía tener algún tipo de conexión con Goldberg, un periodista de Washington al que detesta, acotó el texto del rotativo.
El presidente expresó su disgusto por el hecho de que Waltz tuviera el número de Goldberg en su teléfono, así que quizás el funcionario no calentará mucho el asiento en su oficina.
La publicación señaló que la noche del miércoles, Trump se reunió con el vicepresidente JD Vance; la jefa de personal de la Casa Blanca, Susie Wiles; el jefe de personal de la Casa Blanca, Sergio Gor; su enviado a Medio Oriente, Steve Witkoff, y otras personas, para decidir el destino de Waltz.
Al día siguiente, mientras la bola de nieve seguía creciendo, Trump convocó a Waltz al Despacho Oval y todo indica que seguirá con él, por ahora y decidió -como hizo el sábado una entrevista concedida a NBC News- seguir restando importancia al episodio y mantener calificativos como que se trata de una caza de brujas.
Personas próximas a Trump dicen que Waltz ha podido quedarse en parte porque algunos miembros de la administración aún lo apoyan, y porque quiere evitar comparaciones con la caótica dotación de personal de su primer mandato (2017-2021).
En aquel momento el republicano tuvo la mayor rotación de colaboradores de alto rango de cualquier gobierno presidencial de la historia moderna.
Recordó el Times que después de que se filtrara la conversación de Signal, alguien compartió en X un fragmento de un video de Waltz de 2016, producido por un grupo financiado principalmente por los multimillonarios hermanos Koch.
Waltz, hablando como veterano militar, miraba directamente a la cámara mientras condenaba a Trump por ser un evasor del servicio militar y decía: “Detengan a Trump ahora”, añadió.
En cambio -apuntó el artículo-, el puesto del secretario de Defensa, Pete Hegseth, parece estar a salvo, a pesar de que compartió información detallada sobre los tiempos de ataque a los rebeldes hutíes en Yemen en la conversación de Signal.
Este lunes la administración Trump debe presentar al juez federal James Boasberg un informe con las medidas para preservar los mensajes del chat grupal.
El líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, calificó lo sucedido como «una de las filtraciones de inteligencia militar más sorprendentes» de la historia y pidió una pesquisa.
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