Su trágica muerte fue confirmada por el arzobispo metropolitano de Puerto Príncipe, Max Leroy Mésidor.
La hermana Evanette Onezaire y la hermana Jeanne Voltaire pertenecían a la Comunidad de Santa Teresa, y trabajaban en el Escuela Nacional de Mirebalais.
En el momento del crimen estaban escondidas y protegían a una niña que resultó herida, precisó el diario Le Nouvelliste.
No es la primera vez que las mojas en Haití son víctimas de la indolencia de las bandas criminales.
El pasado año hasta el Papa Francisco tuvo que orar y suplicar por seis hermanas de la Congregación Hermanas de Santa Ana, las cuales fueron secuestradas por pandilleros que exigía un rescate de tres millones de dólares.
Su Santidad expresó en esa ocasión: “he recibido con dolor la noticia del secuestro en Haití de un grupo de personas, entre ellas seis religiosas”.
El Sumo Pontífice pidió encarecidamente su liberación, y comentó que rezaba por la armonía social en el país caribeño e invitó a todos a poner fin a la violencia, que tanto sufrimiento causa en la población.
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