Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de España demostraron en un estudio que los hábitos alimenticios ricos en grasas activan mecanismos que facilitan la propagación de las células cancerígenas en modelos animales.
La obesidad se asocia a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, y a más propensión a que el cáncer se disemine a otros órganos –haga metástasis–.
El equipo descubrió que la obesidad favorece la formación del nicho premetastásico en ratonas al aumentar la activación plaquetaria, la coagulación y la fibronectina en el tejido pulmonar
El trabajo fue realizado en modelos animales de cáncer de mama triple negativo que desarrollan metástasis en el pulmón
A juicio de Marta Hergueta, investigadora del CNIO y primera autora del estudio, aunque el equipo no investigó el efecto de una dieta grasienta en otros tipos de tumores, sí hay datos que apoyan una relación entre obesidad y sobrepeso con un incremento en la posibilidad de padecer cáncer.
Esto mismo se ha visto en 13 tipos tumorales como el del endometrio, esófago, estómago, hígado o riñón, entre otros.
Para que el cáncer se pueda expandir por el cuerpo es esencial que una gran cantidad de células salgan del tumor primario, viajen por el torrente sanguíneo y proliferen en otros órganos, explican los autores.
En algunas ocasiones, el tumor primario ha preparado previamente el órgano de destino como un nido –nicho premetastásico- en el que las células cancerígenas se arraigan y pueden desarrollarse.
El equipo del CNIO descubrió que las ratonas obesas tenían una mayor facilidad para la creación de este nicho premetastásico porque crecía la activación plaquetaria, la coagulación de la sangre y la fibronectina, una proteína que conecta las células del tejido pulmonar.
Con respecto a la activación plaquetaria se observó que, en roedoras alimentadas con muchas grasas, las células cancerígenas se recubren de más plaquetas que en los ratones con una dieta normal.
Las plaquetas podrían estar dificultando la detección de las células cancerígenas mediante la formación de un escudo que las protege mientras se diseminan por otros órganos
Una hipótesis es que las plaquetas podrían estar dificultando la detección de las células cancerígenas mediante la formación de un escudo que las protege mientras se diseminan por otros órganos.
Las plaquetas formarían una coraza alrededor de las células tumorales, evitando que el sistema inmunitario las reconozca y elimine”, resalta por su parte Héctor Peinado, jefe del Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO y otro de los líderes del trabajo.
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