Un informe publicado por el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), apunta que, del total de sismos en esta última etapa, 260 alcanzaron una magnitud superior a 2,5 en la escala de Richter, en su mayoría relacionados con el movimiento telúrico que tuvo lugar en una zona próxima a la sureña ciudad de Nápoles.
El pasado 13 de marzo se produjo en esa área, a las 01:25 hora local, un terremoto de magnitud 4.4 en la escala Richter, seguido de un enjambre sísmico con más de 20 réplicas.
El INGV precisó que el epicentro del mayor temblor se localizó a dos kilómetros de profundidad, en el mar, a pocos metros de la orilla de la localidad de Vía Napoli, del municipio de Pozzuoli, en los Campos Flégreos, una vasta caldera volcánica, cuya mayor parte se encuentra bajo el agua.
Se caracterizó por graves aceleraciones, nunca antes registradas en esa zona desde que se ubicaron en la misma sismógrafos que monitorean las sacudidas en tiempo real, y se apreció una intensificación de la energía sísmica, efecto ligado al fenómeno del bradisismo, término referido a un periódico descenso o ascenso del nivel del suelo, lento a escala humana, pero muy rápido en el tiempo geológico.
En marzo último, además de la intensa actividad telúrica en los Campos Flégreos, se registró el día 14 un sismo de magnitud 4,7 a lo largo de la costa de Gargano, al norte de la meridional región de Apulia, así como otro de 4,2 en la escala Richter, ocurrido cuatro días después en la provincia de Potenza, en la también sureña región de Basilicata.
En los tres primeros meses de este año el promedio diario de terremotos en Italia fue de unos 48, superior al de 46 sismos por jornada observado en 2024, agrega la fuente.
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