En un breve comunicado oficial al respecto, Pretoria sostuvo que esos “aranceles reafirman la urgencia de negociar un nuevo acuerdo comercial bilateral y mutuamente beneficioso con Estados Unidos, como paso esencial para garantizar la seguridad comercial a largo plazo”.
Tras manifestar “preocupación” por los nuevos aranceles impuestos a las exportaciones sudafricanas a los Estados Unidos, la Presidencia recuerda que Sudáfrica mantiene su compromiso con una relación comercial mutuamente beneficiosa con Estados Unidos.
Las nuevas tarifas arancelarias estadounidenses, que Pretoria califica de “unilaterales y punitivas” constituyen un obstáculo al comercio y la prosperidad compartida, se resalta en el texto.
Según los cálculos de Trump, hoy muy criticados por especialistas económicos en casi todo el mundo, los nuevos aranceles son solo la mitad de los que las naciones ahora afectadas por Washington les tiene aplicados desde hace tiempo a los bienes estadounidenses.
En consecuencia, el mandatario norteamericano los califica de “recíprocos”.
En el caso de Sudáfrica, según Trump, ésta ha estado aplicando aranceles del 60 por ciento a los productos estadounidenses, por lo cual Estados Unidos impuso uno del 30 por ciento a los productos sudafricanos.
Desde que asumió la presidencia, Trump ha aireado expresiones de hostilidad hacia el gobierno sudafricano calificando sus políticas de antinorteamericanas, criticando también las relaciones de Sudáfrica con países como Rusia, Irán y China y su postura crítica a las acciones de Israel contra el pueblo palestino.
Ha apuntado además negativamente a Pretoria por la reciente ley de expropiación de tierras diciendo que con ello se discrimina a los blancos sudafricanos (afrikaners), a quienes prometió acogida en los Estados Unidos.
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