Barrot se reunirá con su par anfitrión, Ahmed Attaf, para perfilar la cooperación que los mandatarios acordaron retomar después de ocho meses de confrontaciones diplomáticas, que incluyeron acusaciones mutuas y amenazas de París de cuestionar los pactos migratorios de 1968.
La crisis escaló el año pasado con la decisión de Francia de apoyar la postura de Marruecos sobre el Sahara Occidental, cuya independencia Argelia respalda.
Las diferencias crecieron con el arresto en Argel del escritor Boualem Sansal, condenado a cinco años de cárcel por atentar contra la seguridad del Estado, y la negativa a aceptar la deportación de influencers argelinos denunciados por Francia por promover la violencia en suelo galo.
El país norafricano acusó a París de ceder ante las presiones de figuras de la derecha, entre ellas el ministro del Interior Bruno Retailleau, que abogaron por la mano dura en la relación bilateral.
Francia llegó a adoptar sanciones contra algunas autoridades, consistentes en restringir su circulación y acceso al territorio galo, medidas que generaron la condena de Argel. A finales de marzo, Macron y Tebboune conversaron por teléfono y emitieron un comunicado conjunto con el compromiso de sostener un diálogo de iguales y de renovar el acercamiento iniciado en agosto del 2022, cuando el presidente francés visitó Argelia.
Entonces, los mandatarios trazaron la hoja de ruta para relanzar unos nexos contaminados por el pasado, en particular por la colonización francesa y la sangrienta guerra de independencia.
La reducción de las tensiones vuelve a colocar sobre la mesa la visita de Tebboune a París, dilatada a raíz de las confrontaciones, aunque de momento no hay una fecha pública.
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