La ofensiva, que tuvo lugar en Ciudad del Este, localizada a unos 327 kilómetros de Asunción, y capital del departamento de Alto Paraná, concluyó con la retención de casi un centenar de motos y multas a una cifra similar de conductores bajo la figura de polución sonora.
Los vehículos carecían de silenciadores o tenían sistemas alterados y escapes modificados que afectaban a residentes y comercios de esta ciudad de más de un millón de habitantes.
La operación respondió a reclamos vecinales por ruido excesivo sobre todo en horarios nocturnos, sobre la cual desde la Dirección de Gestión Ambiental ratificaron que «no es persecución, es hacer cumplir la ley y a favor del derecho de los ciudadanos a vivir libres de polución sonora».
Las autoridades advirtieron que continuarán los controles en ciudades y zonas conflictivas, especialmente los fines de semana, cuando el problema se agudiza y aclararon que «la contaminación acústica ya no será tratada como una falta menor».
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