El presidente Emmerson Mnangagwa explicó que la intención era buscar “una relación mutuamente beneficiosa y positiva” con el mandatario estadounidense, Donald Trump, quien el pasado jueves anunció la imposición de aranceles para 185 países.
Como parte de la guerra comercial contra prácticamente el resto del mundo, la Casa Blanca señaló que en el caso de Zimbabue la tarifa para la entrada a sus productos a territorio norteamericano sería del 18 por ciento.
En 2023 este país africano exportó a Estados Unidos productos por un valor de 119 millones de dólares, sobre todo ferroaleaciones (6,27 millones de dólares), tabaco crudo (26 millones) y azúcar crudo (14,5 millones), destaca la televisión en esta urbe.
Mnangagwa reconoce como válido el principio de la imposición recíproca de aranceles, pero su país considera importante mantener nexos amistosos con otras naciones, en lugar de cultivar relaciones adversas con otros.
Esta nación promueve la entrada de mercancías norteamericanas a Zimbabue y, al mismo tiempo, busca fomentar sus exportaciones al país norteño, destacó el jefe de Estado.
A diferencia de Zimbabue, China, con un gravamen estadounidense sobre sus productos de un 34 por ciento, y de la Unión Europea, que se le impone una tarifa de 20 puntos, anunciaron medidas de respuesta ante la arremetida tarifaria de Trump.
La Casa Blanca anunció que con esa medida se propone reducir al máximo su deuda pública de más de un trillón de dólares y recuperar la fabricación de bienes en su territorio, pero ello choca con otras realidades, incluida la propia reacción dentro de Estados Unidos.
Especialistas destacan las señales negativas de la bolsa de valores de Nueva York, la preocupación de la mediana y pequeña empresa por el encarecimiento de sus productos, mientras en las calles crece la oposición a Trump, con mil 200 protestas registradas ayer en su contra.
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