En los primeros intercambios de esta mañana, el CAC 40 se comportó en positivo, con 1,6 por ciento, después de experimentar la víspera su peor desplome en tres años, una caída del 4,78 por ciento en medio de los temores y la incertidumbre de los inversores por las consecuencias de la cruzada arancelaria del presidente Donald Trump.
Por su parte, el DAX de Fráncfort y el FTSE 100 de Londres abrieron en 1,26 y 0,9 por ciento, remontando los cierres de ayer a la baja de 4,13 y 4.64, respectivamente.
Antes, los mercados europeos habían recibido la buena señal de la recuperación de la Bolsa de Tokio, que terminó el martes en números verdes: 6,02 por ciento, tras una caída el lunes del ocho por ciento, con progresos también en las plazas de Sídney y Hong Kong.
La mejora es atribuida a las expectativas de que Estados Unidos negocie algunas de sus tarifas aduaneras impuestas a decenas de países, con un 20 por ciento dictado para los productos procedentes de la Unión Europea.
Trump juega al policía bueno y al malo, dejando en ocasiones la puerta abierta al diálogo, pero en otras mostrando firmeza en su cruzada y amenazando con nuevos aranceles para las naciones que riposten en su guerra comercial, como ocurrió ayer con China.
Analistas ven la criticada política de la Casa Blanca como un instrumento de presión para reducir el colosal déficit comercial de Estados Unidos y obligar a las grandes economías a comprar deuda del país norteño.
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