miércoles 16 de abril de 2025
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Guáimaro en la historia y memoria constitucional de Cuba

Camagüey, Cuba, 10 abr (PL) El 10 de abril de 1869 quedó marcado en la historia de Cuba como el día en que los patriotas reunidos en Guáimaro dieron forma legal a la Revolución.

En aquella Asamblea Constituyente, entre debates y acuerdos, nació la primera Constitución de la República en Armas, un documento que, aunque imperfecto, sembró los principios de la Cuba libre.

Sin embargo, entre las páginas de aquel episodio fundacional hay una ausencia significativa: las mujeres no tuvieron voz directa en aquellas deliberaciones.

Aún así, una de ellas, Ana Betancourt de Mora, logró hacer llegar su pensamiento a través de un mensaje escrito, un gesto revolucionario en una época donde el espacio público era dominio exclusivo de los hombres.

Guáimaro: La ley que unió a los cubanos.

La Constitución de Guáimaro, como han documentado artículos publicados de varios investigadores , fue más que un conjunto de leyes: resultó un acto de unidad en medio de la guerra. Bajo la dirección de figuras como Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio Agramonte, se establecieron principios avanzados para su tiempo:

La división de poderes como garantía contra el autoritarismo. La abolición de la esclavitud, reafirmando el carácter antirracista de la lucha. La libertad de prensa, un derecho que aún hoy defiende el periodismo cubano.

Pero mientras los hombres firmaban los artículos constitucionales, Ana Betancourt, esposa del patriota Ignacio Mora, escribió un mensaje que, aunque no fue leído en la Asamblea, trascendió como testimonio de las luchas pendientes:

«La mujer en el rincón oscuro y tranquilo del hogar esperaba paciente y resignada esta hora hermosa en que una revolución nueva rompe su yugo y le desata las alas.»

Estas palabras revelan que, incluso excluidas formalmente del proceso, las mujeres cubanas ya estaban reclamando su lugar en la historia.

El legado de un mensaje que no pudo ser silenciado.

A diferencia de lo que algunos relatos simplificados han sugerido, Ana Betancourt no irrumpió en la Asamblea de Guáimaro – un acto imposible en el contexto de la época – pero su pensamiento llegó hasta aquellos que redactaban las leyes.

Como han señalado investigaciones, este gesto sentó un precedente para las luchas feministas que vendrían después.

Investigaciones citadas dejan claro sobre el tema: «El mensaje de Ana Betancourt fue un acto de rebeldía epistolar. Ella sabía que no la dejarían hablar, pero se aseguró de que su pensamiento quedara registrado para la posteridad.»

De 1869 a 2019: La evolución constitucional.

El espíritu de Guáimaro se mantiene vivo en el constitucionalismo cubano. La Carta Magna aprobada en 2019, recoge ese legado a través de:

El artículo que consagra la igualdad de género como principio irrenunciable. Mecanismos para garantizar la participación política de las mujeres. El reconocimiento explícito a los derechos reproductivos y contra la violencia de género.

Como señaló el presidente Miguel Díaz-Canel en discurso en 2022: «Nuestras constituciones son hijas de su tiempo, pero todas llevan en sus venas la sangre de Guáimaro.»

A 155 años de aquella primera Constitución, Cuba recuerda el 10 de abril no como una reliquia del pasado, sino como un punto de partida. El mensaje de Ana Betancourt, aunque silenciado en su momento, hoy resuena con fuerza en un país donde las mujeres ocupan el 53% de los escaños parlamentarios.

Este 10 de abril, Cuba honra a los hombres de Guáimaro, pero también a las mujeres como Ana Betancourt, que desde el silencio ayudaron a escribir la historia.

ro/fam

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