Las agresiones de ese tipo pasaron, de 243 en 2022, a 439 en 2024, para un aumento del 80 por ciento, y crecen aún más en la actualidad, ahora bajo el empleo cada vez más frecuente de armas de guerra como AK-47 y AR-15, según la institución.
Los tiroteos que implicaron homicidios crecieron en un 34 por ciento entre 2023 y 2024, período en el cual el país tuvo un incremento de esa modalidad criminal que elevó, de 12, a 17, la tasa de asesinatos por cada 100 mil habitantes, entre las más altas de Latinoamérica y El Caribe.
Esas balaceras entre bandas, con saldos frecuentes de muertos, heridos y víctimas colaterales, son causadas en un 70 por ciento por venganzas o ajustes de cuentas, añadió la fuente.
Los incidentes armados aumentaron en solo cuatro años, de un promedio de 0,6, hasta 1,2 por día, de acuerdo con datos del Observatorio para la Violencia.
Para el criminólogo Erick Villalba estas situaciones generan la sensación de un país cada vez más peligroso, en el que no se está a salvo en ningún sitio, sea una persona pública o privada, opinó el Semanario Universidad.
“Si le preguntamos a cualquier persona –comenta el experto- cuál es su principal preocupación en este momento, todos coinciden en la inseguridad y añaden que ahora en cualquier lugar lo matan a uno, incluso dentro de la casa, porque los delincuentes entran a los hogares, persiguen en las calles, o una bala perdida puede alcanzarnos”.
El exfiscal Francisco Dall’Anese, por su parte, estima que “este tema nunca depende de una sola causa, es multifactorial; entonces, debe hacerse un diagnóstico para determinar el tipo de armas usadas últimamente que, según entiendo, son de alto calibre”.
La exautoridad judicial calculó que este tipo de medios podría proceder de arsenales de ejércitos cercanos, o de las antiguas guerrillas de América Latina.
“Lo otro -aseguró el exfiscal- es que hay una gran cantidad de organizaciones criminales en el territorio nacional, y las disputas territoriales y el mercado de drogas están agravando el problema”.
Dall’Anese llamó la atención, además, respecto al creciente incremento de los daños colaterales contra inocentes, «personas que son heridas sin ser objetivos de atentados de los sicarios, o que no fueron impactadas, pero resultan afectadas por la situación que vivieron”.
La imagen internacional de Costa Rica, por otro lado, también es perjudicada por esos flagelos, pues el país bajó en el Índice de Paz concebido por el Instituto para la Economía y la Paz, del puesto 38 en 2022 (entre los países con nivel “alto”), al número 58 en el 2024 (entre los países con nivel “medio”), señala el Semanario Universidad.
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