Los combates entran en su tercer año sin una paz viable a la vista y dos de cada tres habitantes están situación de precariedad extrema, “atrapados en una crisis humanitaria de proporciones industriales”, afirmó el portavoz en Ginebra de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Jens Laerke.
Civiles y trabajadores humanitarios “son asesinados con impunidad, la violencia sexual es desenfrenada y el sistema de salud está hecho trizas”, lamentó.
Todo esto requiere un aumento masivo del apoyo internacional para las personas en situación de carestía; sin embargo, advirtió, “los donantes están reduciendo sus contribuciones en todo el mundo”.
De acuerdo con las estimaciones disponibles, más de 12 millones de pobladores de la nación africana han sido desplazados por la violencia y 25 millones sufren de hambre, a lo cual se unen los estragos por brotes epidémicos de cólera, dengue, sarampión, difteria y malaria.
El alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, Volker Türk, advirtió este viernes que el conflicto en curso no es simplemente una lucha por el poder; “está influido fuertemente por intereses económicos y empresariales de actores nacionales e internacionales, en sectores clave como el oro y los productos agrícolas”.
A juicio del responsable, el amplio acceso a pertrechos bélicos en todo el territorio sudanés estimula la confrontación, incluida la región occidental del estado de Darfur, donde constantemente se viola el embargo de armas dispuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Los ataques de represalia y las ejecuciones sumarias de personas sospechosas de colaborar con las fuerzas en disputa, “a menudo motivados por razones étnicas, han continuado sin cesar, alimentados por discursos de odio e incitación a la violencia en redes sociales”, indicó.
Según declaró, también hay indicios de la expansión de los enfrentamientos a nuevas zonas, en particular, a Kordofán, el Nilo Azul y el Estado del Norte.
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