La Declaración de Malabo de 2014 establece objetivos ambiciosos como erradicar el hambre y reducir la pobreza en un 50 por ciento en África para 2025, aumentar el comercio dentro del continente y fortalecer la resiliencia frente al cambio climático.
La directora de Implementación y Coordinación de Programas de la Agencia de Planificación y Coordinación de la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana-Nueva Asociación para el Desarrollo Africano (AUDA-Nepad), Estherine Lisinge-Fotabong, así lo alertó al intervenir en el Diálogo de Liderazgo de los Secretarios Permanentes de Agricultura.
Estos últimos pertenecientes al Programa Integral para el Desarrollo de la Agricultura en África (Caadp). El cónclave con sede en esta capital está previsto del 10 al 12 de abril, informó AUDA-Nepad en su cuenta de la red social X.
Fotabong ofreció importantes reflexiones sobre la transformación agrícola de África a través del Caadp y el camino a seguir en el marco de la Agenda de Kampala.
Reconoció los avances logrados durante dos décadas, desde el aumento de la productividad y el comercio hasta una mayor voluntad política, pero enfatizó que es improbable que los objetivos de Malabo se alcancen para este año debido a los retos mencionados.
Como lecciones clave, mencionó la necesidad de una sólida implicación nacional, la participación integrada del sector privado, mejor coordinación entre ministerios y una transición de la planificación a la implementación real.
Consideró que los secretarios permanentes son fundamentales para liderar esta transformación, alineando los planes nacionales, impulsando reformas y garantizando que la agricultura forme parte de un enfoque más amplio de los sistemas alimentarios.
La Agenda de Kampala, adoptada por los Jefes de Estado en enero pasado, es un renovado llamado a la acción, arraigado en el liderazgo y la rendición de cuentas africanos.
El diálogo de alto nivel tiene como objetivo principal acelerar la implementación de esa agenda del Caadp, además de centrarse en fortalecer los sistemas nacionales, mejorar la coordinación e impulsar reformas para construir sistemas agroalimentarios resilientes.
Los debates también abordan las deficiencias de la puesta en práctica de la Declaración de Malabo y la alineación de los esfuerzos hacia ese conjunto de actividades relacionadas con producción, distribución y consumo de alimentos sea más inclusivo y sostenible en el continente.
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