A través de un comunicado señalaron que las Fuerzas Armadas también cometieron sistemáticas violaciones de los derechos humanos, y específicamente llamaron la atención de la comunidad internacional y nacional sobre la ocupación de Walikale, en la provincia de Kivu Norte.
La AFC/M23 cuestionó la toma de esa ciudad por el Ejército de RDC, que de acuerdo con la nota se hizo de conjunto con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda, las milicias Mai Mai y Wazalendo, así como las Fuerzas Armadas de Burundi.
Para los rebeldes la acción no sólo es una violación del alto el fuego, sino que traiciona el «gesto de buena voluntad» del grupo armado cuando decidió reposicionar sus fuerzas de esa urbe y sus alrededores.
El comunicado denunció varios ataques contra áreas densamente pobladas en Walikale, Masisi y Walungo, además de contra las posiciones del M23.
Igualmente llamó la atención sobre “ataques persistentes contra los civiles Banyamulenge en Minenbwe», en particular los ocurridos el 8 de abril lanzados de forma coordinada en Punto Cero y Bilalombili, amenazando directamente a la población en Mikenke.
Según la AFC/M23, los días 8 y 10 de abril también hubo «ataques con carácter genocida» contra los Banyamulenge y el 10 de abril se produjeron acciones contra civiles desarmados en Kivumu y Gahwera.
En su comunicado los rebeldes ratificaron el compromiso con la paz y la resolución del conflicto, así como la protección de los civiles, pero igualmente prometieron que neutralizarían cualquier amenaza.
El pasado 22 de marzo la AFC/M23 anunció su retirada de Walikale, que había quedado en su control el 19 de marzo, para «promover condiciones propicias para las iniciativas de paz».
No fue hasta inicios de abril que se hizo efectiva la salida del grupo armado, pero desde el anuncio advirtieron que cualquier ataque de las Fuerzas Armadas congoleñas contra sus posiciones o contra poblaciones en zonas bajo su control resultaría en la cancelación inmediata de su decisión.
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