En un discurso con motivo del 50 aniversario de la guerra civil libanesa, el exministro enfatizó que el verdadero deber es construir un Estado capaz de prevenir y enfrentar la ocupación.
De acuerdo con el dirigente político, el conflicto civil fue, en efecto, «una guerra extranjera librada en nuestra tierra, pero también fue un enfrentamiento interno nacido del fracaso del propio Estado”.
En valoración de Bassil, todos pagaron el precio: algunos murieron, otros resultaron heridos y muchos perdieron su dinero, «pero lo más duro son los desaparecidos, cuyo paradero se desconoce».
Según el diputado, la Corriente Patriótica Libre presentó una ley para esclarecer el paradero de los desaparecidos y manifestó que sus familias tienen derecho a saber la verdad; así es como comienza la verdadera sanación.
En la ocasión, reafirmó el apoyo a la presidencia de la República y a todas las instituciones constitucionales legítimas por encima de cualquier milicia.
Para el jefe partidista, «o acordamos reformar el Estado, salvaguardar Líbano a través de su fuerza y mantenerlo neutral, o nos encaminamos hacia otro 13 de abril, con resultado de víctimas y destrucción».
Bassil abogó por no repetir nunca el conflicto civil interno y que su recuerdo sirva de lección para el futuro.
El 13 de abril de 1975, el Partido Falangista Libanés cometió una masacre contra los palestinos en Ein Rummaneh para desencadenar el conflicto interno que por más de una década dividió a la nación entre el bloque de la derecha aislacionista y las fuerzas patrióticas.
A finales de 1980 tras la rivalidad interna en el enfrentamiento a la invasión israelí, el Acuerdo de Taif puso fin a la guerra al establecer una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que dividen las posiciones principales entre los tres componentes de la vida política del país, cristianos, sunitas y chiitas.
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