“Esperemos que regrese la tranquilidad a este país, porque nos ha golpeado la inseguridad últimamente, queremos que regrese la producción, el turismo y que todo vuelva como estuvimos antes”, comentó a Prensa Latina el ciudadano Julio Neria poco después de sufragar en Quito.
La joven Gabriela González también cree que el país necesita cambiar el rumbo actual, porque a los estudiantes graduados de la universidad “nos cuesta tener un empleo acorde a nuestras competencias”.
En este Domingo de Ramos, los católicos ecuatorianos acuden a misas y piden “que el país tenga días mejores”, como dijo Josefa Camacho, quien fue a sufragar luego de ir al culto.
Esta segunda vuelta presidencial enfrenta dos visiones de país.
Si bien los dos presidenciables aspiran a reflotar la economía y acabar con el crimen organizado, proponen modelos opuestos.
Mientras Noboa apuesta por el neoliberalismo y la presencia militar extranjera, su rival propone reforzar el papel del Estado y las inversiones públicas.
“De un lado, el neoliberalismo-libertarianismo apoyado por el bloque de poder oligárquico y mediático; y del otro, una economía social, con apoyo de los sectores progresistas y que, además, reivindica las herencias del correísmo”, apuntó el historiador Juan Paz y Miño.
La comunicadora y socióloga Irene León afirma que González apunta a un pacto ético para pacificar al país, así como restituir el tejido democrático y la institucionalidad destruidos en los últimos años.
Ante un escenario donde abundan las noticias falsas y el Consejo Nacional Electoral (CNE) toma medidas de última hora, como cambios en recintos de votación y prohibición de fotos a las papeletas, a León le preocupan otras eventuales arbitrariedades.
No obstante, la analista, de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, afirmó que si la tendencia marcada se concreta, Luisa González sería la primera presidenta electa y tendrá por delante el desafío de reconstruir un país que es hoy uno de los más violentos del mundo.
No obstante, hay muchos que han votado por el actual gobernante, no tanto por sus propuestas o por lo demostrado en un año al frente del Ejecutivo, sino por evitar el regreso del correísmo, influidos por la campaña de desprestigio contra el movimiento liderado por el expresidente Rafael Correa y al cual representa la candidata González.
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