Los efectos previsibles irán desde peores resultados en materia de salud hasta la pérdida de mano de obra, el aumento del gasto público y la fuga de cerebros, indicó el organismo en el informe «Ciudades para todas las edades», que evalúa la situación específica de los países miembros.
Compuesta por 38 Estados, la agrupación reúne a potencias desarrolladas como Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza.
En comparación con las zonas rurales, las ciudades suelen tener poblaciones más jóvenes, pero también están envejeciendo rápidamente: entre el año 2000 y 2022, el número de personas de 65 años o más por cada 100 individuos en edad laboral (20-64 años) aumentó en las aglomeraciones urbanas de los 35 países de la OCDE con datos disponibles, advirtió la fuente.
Para el conjunto de 29 Estados del bloque, se proyecta que la proporción aumente del 20,9 por ciento en 2020 al 27,9 para 2040 como promedio, mientras tanto, muchas grandes ciudades siguen creciendo y atrayendo a los jóvenes, detalló la entidad, cuya sede radica en París, Francia.
Según remarcó, las ciudades que no logren abordar las necesidades de los habitantes de todas las edades en la planificación y las políticas urbanas, probablemente se enfrentarán a importantes costos sociales y económicos.
Estos incluirán mala salud, soledad, aislamiento y pobreza, menores oportunidades educativas y sociales para los niños e inferiores atractivos en el caso de los jóvenes, con repercusiones sobre el mercado laboral y la productividad, ejemplificó.
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