La información sobre este tema fue actualizada este lunes por el Istat en su base de datos sobre las Cuentas de Flujos Físicos de Energía (PEFA) de la economía italiana, para los años 2008-2023, expresados en TJ, equivalentes a un billón de julios, unidad de medida utilizada para medir energía, trabajo y calor.
De acuerdo con ese último reporte, resultado de un análisis que abarcó hasta el año 2023, el NDEU ese año fue inferior en 4,5 puntos al registrado en 2022, y el 33,1 por ciento se atribuyó a las familias, que redujeron su consumo energético 4,3 puntos porcentuales, y el resto a las actividades productivas, donde bajó un 4,5 por ciento.
Estos datos del PEFA, son particularmente adecuados para su uso en análisis ambientales y económicos integrados, pues permiten analizar las interacciones entre los sistemas naturales y humanos, al proporcionar una representación de los flujos de energía del medio ambiente a la economía, precisa el reporte.
De hecho, en 2023 la energía que entró en la economía italiana fue de aproximadamente 7,7 millones de terajulios, 5,7 puntos porcentuales menos que en el año anterior.
De ese total un 82,1 por ciento correspondió a las importaciones de productos energéticos, que bajaron 7,1 puntos respecto a 2022, y 17,9 puntos porcentuales se atribuyeron a extracciones de energía del entorno natural italiano, con un descenso en un porcentaje de 1,5 puntos.
Por otra parte, la energía que salió del sistema económico nacional en ese último año evaluado fue de aproximadamente 7,6 millones de terajulios, un 3,1 por ciento menos que en 2022.
De esa cifra, el 20,3 por ciento estuvo constituido por exportaciones de productos energéticos, cantidad estable respecto al año precedente, mientras 79,7 puntos porcentuales correspondieron a retornos al medio ambiente natural en forma de energía degradada y ya no utilizable, para una disminución de un 4,1 por ciento en relación con 2022.
La diferencia entre los flujos de energía que entraron y salieron de la economía nacional indicó que la acumulación neta de la misma en el sistema económico fue de aproximadamente 0,1 millones de terajulios en 2023, precisaron los expertos de ese instituto.
Un porcentaje de 19,7 puntos de la energía consumida provino de fuentes renovables, con una caída del 0,9 por ciento respecto a 2022, aunque solo el 15,7 por ciento puede considerarse consumo renovable moderno, que excluye el uso tradicional de biomasa como madera, carbón vegetal y otras materias orgánicas para calentarse y cocinar.
El 82,6 po9r ciento de dicho consumo energético fue relevante para las emisiones atmosféricas ya que se realizó mediante combustión, aunque se evidenció un descenso de 6,5 porcentuales respecto a 2022, agrega la fuente.
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